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miércoles, 2 de abril de 2014

Bacteriosis gelatinosa de las Euphyllias

Como todo ser vivo presente en el planeta, las distintas especies de Corales que habitualmente se mantienen en los acuarios son susceptibles de contraer ciertas enfermedades bacterianas en situaciones inapropiadas de mantenimiento. Uno de los problemas más devastadores que se dan entre los corales mantenidos en los acuarios es la patología bacteriana conocida como gelatina marrón (aunque se conoce más bien mediante su nombre inglés: Brown jelly), una enfermedad causada por bacterias con una altísima tasa de reproducción. Los Corales duros pertenecientes al género Eupyllia (en particular Euphyllia glabrescens) y, con algo menos de frecuencia, los del género Goniopora, son muy sensibles al ataque de estas bacterias, aunque se ha observado el mismo problema (aunque con mucha menos frecuencia) sobre otras especies de Corales duros como Briareum, Acropora o Fungia e incluso sobre Corales blandos como Zoanthus, Anthelia y Sarcophyton. Esta enfermedad, altamente contagiosa y de rápida expansión, puede exterminar a toda la población de Corales de cualquier acuario en muy poco tiempo siendo su tratamiento francamente difícil y costoso, por lo que es mejor prevenir que curar. A continuación detallaré la información relativa a las causas, al tratamiento y a la prevención de esta grave enfermedad bacteriana.

Diversos estudios realizados en Corales infestados han dado como principal responsable de esta bacteriosis al Vibrio vulnificus, una especie de bacteria patógena que se encuentra en todos los mares del planeta así como en todos los acuarios (aunque como ocurre con parásitos como el Cryptocaryon y el Oodinium, sólo puede causar problemas si alguno de los Corales tiene la capa mucosa superficial dañada en cuyo caso se asienta ahí y empieza a causar verdaderos desastres). Esta bacteria se mueve constantemente por el agua ayudándose de las corrientes creadas por la filtración, la aireación y el movimiento de los propios animales que viven en el agua para fijarse sobre los tejidos blandos de los Corales siempre que su mucosa protectora no esté dañada ya que impide el acceso a los microorganismos patógenos. Una de las causas más frecuentes de este problema reside en la manipulación inadecuada de las piezas de Coral recién introducidas: Los Corales pertenecientes al género Euphyllia no deben sacarse jamás del agua mientras sus tentáculos fotosintéticos estén totalmente extendidos, pues al retraerlos fuera del agua se crean bolsas de aire que desencadenan una pudrición interna y dañan la producción de mucosa externa, momento que aprovechan estas bacterias para iniciar la infección. Tambien pueden ser causas de esta enfermedad el mantenimiento del agua en malas condiciones, la presencia de otros invertebrados tóxicos que dañan a los Corales (especialmente Anémonas) y la acción de distintos animales de pequeño tamaño que horadan los Corales para alimentarse de ellos desde dentro (merece especial mención el gusano de fuego que abre galerías sobre los tejidos más desprotegidos). Cualquiera de estas tres circunstancias disminuye la cantidad de mucosa protectora, por lo que las bacterias encuentran entonces el campo ideal para asentarse. Una vez la bacteria se ha fijado sobre el tejido blando empieza a devorarlo vorazmente a la vez que se reproduce rápidamente mediante fisión binaria, algo que hace más o menos cada 20 o 30 minutos (aunque puede hacerlo cada 10) segun sean las condiciones del agua. Una vez que las bacterias han devorado todo el tejido blando que tienen a su alcance se desprenden del esqueleto roído y se apoyan en las corrientes de agua para desplazarse hasta otro coral sano en el que alojarse y empezar de nuevo el ciclo destructor. Como se reproduce a gran velocidad y come con mucha rapidez, los resultados catastróficos pueden ser visibles en muy poco tiempo siendo entonces el tratamiento curativo casi imposible al destruirse completamente los Corales afectados. Esta bacteria sólo infecta a los Corales; En ningun caso daña a Anémonas, Cerianthus, gusanos tubícolas y otros invertebrados sésiles.
Como se he comentado antes, la progresión de esta enfermedad es muy rápida, tanto que los Corales infectados pueden ser totalmente destruidos en cuestión de pocas horas. Inicialmente la infección se manifiesta por un visible amarronamiento de los tentáculos más largos y formados justo por debajo de la cúpula de Zooxantelas que corona cada uno de ellos. El pólipo infectado se retrae dentro de su tubo casi por completo para intentar salvaguardar los tentáculos que aún conserva en buen estado dejando los infectados fuera del mismo para evitar que la infección progrese a los sanos, pero como la Bacteria se propaga por el interior del tejido blando, acaba alcanzando la totalidad del mismo. Así, el pólipo afectado se retrae permanentemente en el interior del tubo calcáreo mientras que la bacteria lo devora rápidamente. Cuando la cantidad de parásitos es lo bastante grande se pueden ver masas viscosas y gelatinosas de color marrón pardo sobresaliendo del interior del tubo del pólipo o cubriendo la totalidad de la entrada del mismo que se disgregan por la acción de las corrientes pudiendo expandirse por todo el acuario alcanzado a otros corales sanos para empezar a devorarlos. En los corales que no pueden retraer sus pólipos (como los Goniopora) se puede observar a simple vista la destrucción del tejido blando de los mismos. En la mayoría de casos el avance de la enfermedad es tan rápido que se produce la muerte irremediable de la pieza infectada.
El tratamiento de esta enfermedad con medios químicos es totalmente imposible debido a la total intolerancia de los Corales a los medicamentos que hay que usar para eliminar las bacterias causantes, por lo que hay que recurrir a métodos manuales muy delicados y costosos. Lo más recomendable es sifonear la zona afectada para intentar extraer la mayor cantidad de masa marrón que se pueda, aunque hay que evitar a toda costa el movimiento del agua sobre la masa bacteriana ya que se desparramaría por todo el acuario e infectaría a otros corales sanos. Si el amontonamiento no es excesivamente grande basta con sacar con mucho cuidado la pieza afectada y eliminar la masa bacteriana con una cucharilla o un sifón pequeño, aunque incluso en este caso es muy importante no mover bruscamente la pieza para evitar la expansión de las bacterias por todo el acuario. Actulamente se fabrican medicamentos de amplio espectro tolerados por los Corales que pueden usarse en el acuario principal, aunque esto sólo debe hacerse en acuarios de invertebrados en los que no haya ningun pez ya que la medicación innecesaria puede acarrearles graves consecuencias. Viendo lo tedioso y complicado del tratamiento se deduce que es mucho mejor prevenir este problema que tener que atajarlo directamente. Un excelente método de prevención consiste en manipular con mucho cuidado a los Corales más sensibles para no causarles heridas ni otros problemas que puedan ser el detonante de esta enfermedad (en el caso de las Euphyllias no hay que sacarlas nunca del agua con los tentáculos extraídos), aunque muchos recomiendan aplicar una cuarentena previa a los Corales recién adquiridos para asegurarse de que no desarrollan la enfermedad ya que es altamente contagiosa. Los pequeños animales que pueden dañar el coral, como el gusano de fuego, pueden ser controlados mediante la introducción de algun pez que se alimente de ellos, siendo el más recomendado el Pseudocheilinus hexataenia, un Lábrido de pequeño tamaño y de excelente colorido cuya alimentación básica la conforman pequeños animales que parasitan los Corales. Tambien hay que abstenerse de mantener con los Corales peces o invertebrados que los incluyan en su dieta normal (peces Mariposa, peces Ángel, peces Papagayo, estrellas coralívoras, ciertos Erizos de mar, ...) ya que dañan los pólipos pudiendo ser éste un factor detonante de la enfermedad. La precaución de dejar una distancia prudencial entre Corales y no mantener juntas a especies demasiado sensibles a otras es tambien una buena idea para minimizar los riesgos de infección.

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