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sábado, 30 de noviembre de 2013

Dypsis Lutescens - Areca

Entre las plantas ornamentales más mantenidas y solicitadas en todo el mundo se encuentran algunas especies de Palmeras que, debido a sus necesidades, a su resistencia y a su relativamente pequeño tamaño, se adaptan muy bien al cultivo en macetones, pudiendo cultivarse perfectamente en interiores durante bastantes años, pues tardan bastante tiempo en desarrollarse. Bajo el nombre común de Areca se agrupan varias palmeras tropicales que se mantienen en interiores y en exteriores en zonas cálidas y templadas, aunque en éste artículo sólo hablaré de la D. Lutescens, que es originaria de las selvas lluviosas de Madagascar.
La Areca es una palmera de modestas dimensiones, alcanzando una altura comprendida entre 3 y 8 metros dependiendo de si la planta está compuesta por muchos tallos juntos o de un solo tallo. El mayor efecto ornamental se da con plantas de varios tallos. Como muchas palmeras del género, esta experimenta un drástico cambio de forma desde la fase de plántula hasta la de planta adulta. Cuando son jóvenes no presentan ningun tipo de estructura rígida, si no que crean durante menos de un año hojas pequeñas, simples y parcialmente divididas de unos 10 cm de largo unidas a la base de la roseta foliar por peciolos de unos 15 cm de largo. Cuando la planta cumple dos años estas hojas prominentes son sustituidas por otra clase de hojas formadas por peciolos de más de 40 cm de largo y tres pares de foliolos finos y poco flexibles. En este momento empiezan a formar ya estructuras rígidas en la base de la roseta foliar que dará lugar al tronco. A partir de los cuatro o cinco años se empiezan a formar ya las típicas hojas de palmera a las que todos estamos acostumbrados: Se trata de hojas de hasta dos metros de largo y con peciolos de unos 60 cm de largo que las unen al tronco central. Cada hoja tiene unos 20 o 30 pares de foliolos rígidos y duros. El tronco de esta palmera es muy semejante a las cañas de bambú; Ello se debe a que los distintos nudos de la planta se disponen de forma anular, dejando esos anillos en el tronco a medida que los elementos vegetativos se secan y caen. Sólo en casos muy raros esta planta está formada por un solo tronco, siendo lo más normal que de la misma planta salgan tres, cuatro, cinco o hasta ocho palmeras idénticas. Ello se debe a que de la misma semilla sale más de un tronco a la vez, siendo muy difícil separarlos entre ellos ya que comparten las mismas raíces. La Areca produce, cuando hace calor, varios racimos de flores blancas y pequeñas, muy aromáticas y bastante llamativas. Estas flores dan paso a frutos ovales con exocarpio muy fino que albergan las semillas también ovales y recubiertas por abundantes fibras marrones. Se trata de una palmera resistente y adaptable que puede llegar a vivir más de 60 años.
Esta palmera se adapta muy bien al cultivo artificial siempre que se respeten sus exigencias más básicas. Como toda planta tropical de selva lluviosa, la Areca requiere abundante agua y humedad ambiental, por lo que conviene proporcionarle ambos elementos de cualquier modo. Para aumentar la humedad del aire se deben pulverizar a diario los alrededores de la planta (se pueden mojar las hojas) y colocar la maceta sobre un plato con piedras mojadas. El riego debe ser abundante, no permitiendo nunca que el sustrato se seque pero tampoco que llegue a encharcarse, cosas que acaban con la vida de la planta. Durante los periodos de calor intenso esta planta requiere mucha más agua. Un defecto acusado de humedad en el aire o en el suelo hace que las hojas se sequen, se arqueen y se caigan, y si el problema no se remedia rápidamente la planta termina muriendo. El sustrato debe estar muy suelto y permitir un buen drenaje (es ideal la arena fina de playa mezclada con algo de tierra normal de jardín) pudiendo ser calizo pero no salino. Tolera tambiñen los suelos medianamente ácidos. La Areca sólo puede cultivarse en interior durante sus primeros cuatro o cinco años de vida (mientras no desarrolle hojas adultas) posicionándose en una zona bien iluminada pero sin que el sol directo pueda llegar a las hojas prominentes, que se queman rápida y fácilmente. Una vez que empiezen a crearse hojas adultas debe sacarse al exterior y posicionarse en un lugar que reciba abundante sol directo durante casi todo el día, requisito indispensable para que crezca bien y resista los problemas comunes (aunque si el sol es demasiado intenso las hojas desarrollan un leve color anaranjado, no afectando en absoluto a la vida de la palmera). La falta de luz solar directa en plantas adultas se hace patente por el ennegrecimiento de las hojas y su caída y la completa detención del crecimiento. Esta palmera soporta relativamente bien los rigores invernales en el exterior, aguantando bastante tiempo y sin problemas temperaturas muy bajas (de hasta -2 ºC) siempre que se trate de plantas adultas. Las plantas de menos de 5 años de edad deben permanecer constantemente a una temperatura de 24 ºC. Soporta máximas de hasta 45 ºC, aunque como he dicho antes, cuanto más alta sea la temperatura, más agua y humedad necesita. En lo que respecta al abonado, basta con aplicar una vez cada semana o cada dos semanas un poco de abono genérico para plantas verdes y de flor o un producto líquido especial para palmeras.
Estas palmeras pueden habitar las cercanías de un estanque de agua dulce siempre que sus raíces no se sumerjan en el agua, en cuyo caso se pudren. A pesar de esto, tolera más cantidad de agua en el entorno radicular que otras plantas, por lo que puede situarse en zonas donde el suelo esté siempre muy mojado pero no encharcado, lo que hace que se tenga que regar mucho menos. Las Arecas son muy adecuadas como pantallas solares al tamizar la luz solar, lo que hace que puedan cultivarse, bajo ellas, plantas umbrías como Calatheas o Clivias. Por su altura pueden tambien agruparse con otras palmeras como el Cocotero, la Kentia o la Chamaedorea, y algunos árboles como el Álamo blanco. En sus troncos pueden atarse plantas epífitas como Bromelias o ciertas Orquídeas.
Estas palmeras se reproducen mediante semillas y por división de mata. Las semillas deben ser remojadas en agua tibia durante tres o cuatro días y luego posicionadas sobre una capa de tierra normal de jardín. Este conjunto se debe mantener en un lugar cálido y húmedo (es mejor cubrirlo todo con film de plástico transparente), condiciones en las que las semillas germinan en dos o tres semanas (pero pueden tardar hasta dos meses o más). Es más sencillo ir separando los chupones que salen alrededor de las plantas adultas, con cuidado y preservando siempre sus raíces, y plantarlos en otro lugar. Debido a que su precio es muy bajo resulta más práctico para muchos adquirir en supermercados las plántulas en macetitas de plástico.

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