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martes, 28 de mayo de 2013

Brachygobius Xanthozona - Pez Avispa

Los peces carentes de vejiga natatoria, vulgarmente conocidos como Gobios, son muy populares en los acuarios domésticos por su pequeño tamaño, sus vistosos colores y su particular modo de vida. Son, sin embargo, exigentes con los demás peces, que deben ser muy tranquilos y no excesivamente más grandes que ellos, cosas que los estresan e intimidan haciendo que no se alimenten y mueran por desnutrición. Tampoco los convienen peces demasiado rápidos. Mayoritariamente marinos, el pez Avispa presenta la particularidad de que no vive en el mar, si no en aguas salobres, siempre al cobijo de rocas, conchas vacías, algas o plantas acuáticas. Suelen vivir en parejas en aguas quietas y límpidas, acechando pacientemente a cualquier presa que pueda ser tragada. Son capaces de desplazamientos fulmíneos a la hora de cazar. Pueden ser hallados en Thailandia, en Vietnam del Sur, en la Península de Malaca, y en las Grandes Islas de la Sonda, siempre en lagunas salobres.


Se distinguen por su vistosa coloración consistente en una base de color amarillo intenso atravesado por hasta tres franjas verticales que se encuentran en la cabeza y en la zona adyaciente, en la zona media del cuerpo y en el pedúnculo caudal. Sus aletas son incoloras a excepción de las dorsales y la anal, que tienen la base negra. Como todos los gobios, carecen de vejiga natatoria, y están provistos de dos aletas dorsales. Su cabeza está muy aplanada y su cuerpo es cilíndrico. Su boca, aunque parece pequeña, puede abrirse mucho y es capaz de abocar grandes presas. El dimorfismo sexual es casi inapreciable, siendo las hembras ligeramente más gordas que los machos. Algunos profesionales proponen un método muy sencillo y fiable para determinar el sexo de estos peces: Si se ilumina con una linterna a los peces y se les observa a contraluz, las franjas amarillas se ven anaranjadas en los machos y casi sin color en las hembras. Miden unos 4 cm de longitud y viven unos 8 años en cautividad, si bien es cierto que frecuentemente no son mantenidos en las condiciones apropiadas y apenas llegan a los dos años de edad.
Debido a su pequeño tamaño y a su escasa movilidad pueden ser mantenidos en acuarios muy pequeños, como mínimo de 15 - 20 litros de volumen, siempre que se respeten sus exigencias particulares. Los peces Avispa requieren aguas ligeramente saladas con densidades cercanas a 1.005 (nunca por debajo de 1.003 ni por encima de 1.008), algo que se puede hacer fácilmente en un acuario añadiendo sal marina especial para este fin. Son sensibles a las malas condiciones del agua, no soportando la más ligera presencia de nitritos y amoniaco ni más de 10 ppm de nitrato, por lo que es indispensable no sobrealimentarlos, sifonear frecuentemente el fondo del acuario y cambiar parcialmente el agua al menos cada 7 días. La temperatura debe estar entre 24 y 27 ºC, la dureza debe ser superior  a 30ºdGH y el pH mayor que 8. Una capa de sustrato calcáreo de grano fino para que puedan cavar les es muy beneficioso. Deben contar con muchos encueves y escondites a base de rocas, conchas vacías, cocos o cualquier otra cosa que no altere el agua, así como abundantes plantas entre las que se sienten mucho más seguros (Vallisnerias, Helechos de Java y otras adaptadas a las aguas salobres). No les gusta que el agua esté excesivamente movida ni agitada, pero sú bien oxigenada. Si se les mantiene demasiado tiempo en aguas totalmente dulces, además de que no se alimentan, sus órganos internos se dañan gravemente y los peces mueren prematuramente.
No es nada sencillo conseguir que se alimenten en un acuario ya que sólo comen presas vivas y, sólo raras veces y con ciertos ejemplares, alimento congelado. Para conseguir que coman es imprescindible en primer lugar mantenerlos en aguas salobres y, en segundo, que estén en acuarios específicos o con algun pez poco activo y de su tamaño que no los intimide ni los amenace con comérselos. Durante los primeros días generalmente no comen nada, situación que se puede alargar hasta una semana y que es necesario solucionar urgentemente en este caso ya que de lo contrario acaban muriendo. Las Artemias vivas son su alimento predilecto y lo suelen aceptar pasados unos días de su introducción al acuario. Más adelante se puede intentar con ciertas presas congeladas como los Tubifex y las mismas Artemias que sólo algunos individuos aceptan. Es totalmente inútil suministrarles escamas o gránulos porque no les hacen ni caso.
Se trata de peces muy tímidos y asustadizos que sufren ante especies demasiado grandes, activas o territoriales, situaciones que provocan que se arrinconen en una esquina del acuario o no salgan de sus escondites, rechazando el alimento hasta acabar muriendo. Además las condiciones que exigen estos pequeños peces reducen muchísimo la lista de peces compatibles. Lo más recomendable sería mezclarlos con algún pez de su tamaño que tolere las aguas salobres, siendo el Guppy el más favorable en este aspecto al nadar mayormente en la superfície y no interactuar con los peces Avispa, aunque se recomienda que el acuario sea específico si tiene menos de 60 litros para que estén más tranquilos, pudiendo mantenerse en grupos de unos 6 peces (cada uno con su escondite ya que establecen un pequeño territorio a defender). Sus vistosos colores y su pequeño tamaño hacen que muchos peces grandes los consideren un suculento bocado, llegando a devorarlos (muchos cíclidos de gran tamaño) y especies demasiado agresivas y nerviosas (como los Barbos) pueden atosigarlos constantemente mordiendo sus aletas. Aún siendo pequeños y poco movidos, los peces Avispa son territoriales y pueden mostrar cierta actitud violenta hacia cualquier pez que se aproxime demasiado a su encueve, espantándolo bruscamente pero raramente llegando a morderlo o herirlo, algo que si hacen entre ellos, especialmente los machos.
Es más sencillo que se reproduzcan que conseguir que se alimenten siempre que el agua se mantenga libre de cualquier residuo nitrogenado y con densidades cercanas a 1.005. La temperatura debe ser de unos 27 ºC y el agua dura y alcalina. Si se mantiene un pequeño grupo de ellos es mejor dejar a la pareja reproductora totalmente sola para evitar enfrentamientos con los demás individuos. El cortejo y el baile nupcial son cortos y poco elaborados debida su torpeza al nadar. La hembra pone sus huevos en el techo del encueve del macho, que se encarga de fecundarlos. A partir de este momento el macho se hace cargo del cuidado de la puesta, que protege con violencia de cualquier intruso, incluso de la propia hembra, que debe ser retirada para evitar que termine muerta. Los huevos eclosionan al cabo de 6 días, y el macho debe ser sacado del agua nada más salgan los alevines ya que suele comérselos. Los pequeños pececitos son muy sensibles a la polución y a las variaciones bruscas de los parámetros del agua, por lo que se debe tener muy controlada su calidad. La alimentación de los alevines debe estar compuesta al 100% de alimento vivo muy pequeño como Nauplios de Artemia o, mejor aún por su reducido tamaño, Rotíferos. Crecen relativamente rápido y al mes de edad pueden ser traspasados a un acuario normal para continuar su ciclo vital.




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